domingo, 22 de enero de 2017

Un caso de depresión con pensamientos suicidas.

Comparto con ustedes el caso de un hombre, joven.
El llega a la consulta diciéndome que está aquí,  como última opción.

Realizamos su árbol genealógico lo más detallado posible.
El me contaba que hace mucho tiempo que no veía los colores de la vida, que había luchado con tantas batallas internas, con una sensación de estar llegando al fondo, sintiendo un vacío que lo hacía sentir como si perdiera peso.
Le menciono a mi consultante: estas directamente relacionado con un drama familiar. Tu tia, la hermana de tu madre que  murió ahogada en el mar en el terremoto de Valdivia.
(Ella se encontraba mar adentro cuando empezó  el terremoto).
Decir además que se mostró un tanto incrédulo a la terapia, hasta que le menciono esta conexión con ella.
Más evidente fue esta  fidelidad familiar cuando trabajamos con su tía. Su rostro, su expresión y sus lágrimas, le dieron la respuesta. El ha vivido con la sensación del dolor de los últimos momentos de su tía al morir.
El cuerpo de su tía, no fue encontrado.
Al terminar la sesión, notando claramente el cambio que experimentó con esta nueva toma de conciencia, tan grabada inconscientemente y jamás reconocida conscientemente,  fue capaz de asociar más episodios de su vida a esta fidelidad con la tía.
A la media hora, recibo un WhatsApp de el diciéndome lo siguiente:

"Cecilia, me olvide contarte que mientras hacia los ejercicios contigo, sentí por momentos lo que mi tía sintió al sumergirse y sin salida, pude llegar a escuchar afuera los gritos, la gente en el mar, se sentía abandonada y sola. No veía a nadie más, aceptando y resignándose a la muerte".

Tantos años de terapia, tantos casos y aun me sorprendo de como llevamos tan grabado en nuestras células dramas familiares no resueltos.
Como terapeuta, tengo la certeza que este hombre empieza un nuevo camino de vida.
Muchas gracias por permitirme compartir tu caso.

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